Me eleve por sobre las sudorosas oficinas noventeras, por sobre el smog, por sobre la torre entel, la telefónica, y aún mas allá, sobrepasando al Sol con todos sus grados celsius. Lejos de la vista del paranal llegué a mirar hasta el mismísimo universo. La maravilla ante mis mortales ojos negros.
Luego caí, abriendo otro agujero en el ozono. Directo a la capital, caí por debajo de las peluquerías ochenteras, de las tiendas de ropa y de los vagabundos. Debajo del "underworld" de los cine para adultos, de la compra-venta de oro y de los café con pierna.
Atravesé verticalmente el metro plaza de armas rompiendo los vagones llenos de pasajeros. Caí debajo de las tuberías, de los cables, de los fósiles, debajo del pasado indígena, y aún mas allá mirándo cara a cara al cachuo, lo atravesé y me encontré con la verdad de mi desnuda piel morena.