lunes, 24 de febrero de 2014

El maestro chasquilla y las migas.

El Maestro chasquilla

Nunca he tenido maestros, así como específicos. Pero si he aprendido mucho de los maestros chasquillas, de ese estereotipo, de esa figura ya mítica en Chile. El chasquilla hace bricolage, con un chicle y una tabla, un calcetin y dos ligas de plastico. Con sus conocimientos sobre tuberías arregla un refrigerador, aveces bien aveces mal, aveces muy mal. Pero siempre lo intenta pues el chasquilla sabe de todo.
Creo que he aprendido mucho de esta figura, como he dicho un par de veces: mi vida es un chasquilleo. Gracias a esta mágica figura. Verdadero tecnochaman moderno al servicio de los desposeídos y de los economizadores, con su "magia" diagnostica y arregla cualquier aparato (o los empeora). Él nos enseña a que no habiendo otra opción hay que "chasquillear".

Las migas

Creo que nunca he conocido magas, solo las migas del pan, deliciosas migas del pan, mágicas de todos modos pues sirven para borrar como para comer. Yo nunca le saco las migas al pan cuando quiero comerlo, creo que son parte de él y también porque no engordo. En realidad la miga del pan es la esencia del pan, pues la "cascara" es solo miga endurecida. Viviendo esto día a día, comiendo pan y usándola cuando no me queda goma de borrar, he entendido que forma parte de mi vida, que sería de mi sin el pan. Las migas del pan no son restos del pan, sino valioso alimento, valioso material, que sea pequeño no le quita su valor. Todo es reciclable, utilizable, una maravilla.