domingo, 9 de octubre de 2011

los malos poetas nos movemos con ritmo

Me dijeron que como poeta me moría de hambre, yo les dije que todos los poetas se morían de hambre. No se rieron y eso que era bueno el chiste.
me dijo uno que estaba ahí -los poetas buenos no se mueren de hambre-, -yo no soy mala persona -le dije.
tampoco se rieron, ese ultimo chiste estaba malo la verdad, ni siquiera puedo decir a ciencia cierta si era un chiste, era una de esas cosas que intentan ser chiste pero que no lo son, es como un parto a la mitad, o cuando vas al baño y te frustras por no haber podido hacer correctamente. La verda es que son terribles esos chistes, son como la angustia pura, es difícil de describir la sensación producida por tal humor, es como forzar algo y que salga pero mal y uno no sabe que hacer entonces no queda otra que olvidar.
y me olvidé de ese episodio y seguí escribiendo, derepente poesía, pero yo sabía que incluso muchos buenos poetas se mueren de hambre, en el sentido figurado claro está.
Yo escribía en cambio no para comer, escribía para tener hambre, para no sentirme satisfecho o mas aún demasiado lleno como para no moverme, escribía para poder moverme y moverme bien, así con ritmo, "¡tupá!, ¡tupín!, ¡tupón!".